Somos dueños de las cosas, pero no de los seres vivos. Al igual que un hijo no es un bien material, tampoco lo son los animales.
Prefiero el termino cuidador, pues cuando decidimos tener mascota, nos responsabilizamos de su alimentación, cuidado y bienestar. Cierto que nuestro perro nos puede ayudar o incluso trabajar para nosotros, como lo hacen los perros guía, terapéuticos o protectores. Pero incluso este vínculo se basa en el respeto, el cariño y la amistad de la manada, no sobre el dinero.
Cocos era un perro feliz y bien cuidado en manos de su primer dueño, un anciano bondadoso que lo quería y protegía. Sin embargo, cuando este falleció, nuestro protagonista fue a parar a manos de unos auténticos irresponsables.
Sus nuevos cuidadores apenas proporcionaban agua y comida a Cocos, tampoco lo sacaban a pasear, lavaban o llevaban a la peluquería. Tras 12 meses de largo cautiverio, fue rescatado por un grupo de amigos de los animales. Este era su aspecto.
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