Nunca en la vida pensé que tener un horripilante muñeco que fuera muy parecido a Chucky alguna vez se pudiera de moda… pero estaba equivocado. En Tailandia, celebridades y personas en general han comprado estos “juguetes” del tamaño de un bebé y los tratan como si fueran de la familia.
Estos muñecos son conocidos como “Look Thep” o algo así como “Niños Dios” y los tailandeses que los tienen creen que son amuletos de buena suerte y que invitan a la buena fortuna. Además que sirven de protección contra daños hacia sus propietarios.
Tienen un costo de entre 50 y 500 dólares y una vez que se consigue uno se le debe de poner un nombre, comprarle ropa, adornos y tratarlo como a un miembro de la familia.
Hasta ese punto todo parece inocente y hasta un poco bobo, pero hay otra cosa que se hace después de adquirir estos juguetes: someterlos a un ritual donde se invoca a una diosa hindú, la cual “creará” nuevas almas de niños para que adopten a estas figuras de plástico como su nuevo hogar.
Mananya Boonmee, una de las creadoras de estas criaturas, explica el proceso de esta forma:
“Una vez que los muñecos son poseídos por el espíritu de un niño, se debe de arreglar su cabello, vestirlos y plantar “semillas que representan la esencia de la vida”.
Se cree que esta tenebrosa superstición deriva de la práctica antigua llamada Kuman Thong que tenía que ver con el budismo local y magia negra. En supuestos escritos antiguos se indicaba que para invocar a un “Niño de Dios” se necesitaba un feto muerto en el estómago de una embarazada. Se retiraba el cuerpo sin vida y se llevaba a un cementerio, donde se invocaba al espíritu de un bebé desaparecido para que entrase en el feto. ¡¿Qué?!
Dicen que con el tiempo pasó a hacerse con ídolos de madera. Y en lugar de usar fetos se utilizaban fluidos del no nato o de la madre muerta para untar en el títere.
Sin embargo que esto haya regresado a ser tendencia puede que se deba a la celebridad local Bookkoh Thannatchayapan quien explicó que pasaba por una mala racha y decidió darle una oportunidad al más allá.
“El primer día que lo tuve, lo llevé de compras y adquirimos ropa en la sección de niños. Justo después de pagar por sus prendas, recibí una llamada diciendo que el trabajo que me habían cancelado estaba de nuevo en marcha”.
Ahora dice que ama a su muñeco llamado Wansai “como si fuese de verdad”. También afirma que cuando le compró un pesado colgante de oro, lo llamaron para un papel protagonista.
El muñeco incluso aparece en sus retratos familiares.
Ahora estos muñecos han sido adoptados por muchas personas y han subido sus fotografías a la red.
¿Aceptarías un muñeco de estos si te lo regalaran?
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