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miércoles, 27 de enero de 2016

Esta es la pregunta más importante que te harás en tu vida

Seamos honestos: todos queremos una vida que nos haga profundamente felices. Nos levantamos todos los días con esta idea en nuestra cabeza y esperamos, pacientemente, el momento perfecto para que finalmente todo lo que deseamos se haga realidad. Es algo normal. Todos queremos tener una vida tranquila, llena de éxito, amor y felicidad.


Quieres enamorarte, tener una relación exitosa que dure por décadas, conseguir el trabajo de tus sueños, ganar suficiente dinero como para viajar por el mundo sin preocuparte mucho, ser admirado y respetado y sentir que tu trabajo alimenta tu intelecto y tu alma. Todas estas cosas son las que respondemos cuando alguien nos pregunta: ¿Qué es lo que quieres para tu vida?


Es sencillo responder esa pregunta, de hecho, puede que te hayas puesto a pensar al respecto y que ni siquiera te hayas tenido que esforzar mucho para lograr responderla.


El problema no es hacernos esa pregunta, sino más bien pensar que la respuesta que consigamos es lo más importante a la hora de conseguir nuestras metas. Si quieres que te diga la verdad, puede que esta sea, de hecho, la pregunta más inútil que te podrías hacer a ti mismo o a otros. Parece extraño, especialmente porque se nos dice una y otra vez que la única forma de conquistar nuestros miedos y lograr nuestras metas es saber de forma exacta qué es lo que queremos.


Sin embargo, olvidamos que el proceso es tan o más importante que la misma meta. La pregunta que deberías hacerte no es ‘¿qué es lo que quiero?’ si no, ‘¿qué estoy dispuesto a hacer para lograr eso que quiero?’


Esta es la respuesta que realmente vale la pena, porque cuando pones las cosas en perspectiva y te das cuenta de que lo que vale no es fantasear sobre el futuro sino determinar qué cosas estás dispuesto a hacer hoy para lograr lo que quieres para el mañana, tu vida da un giro total.


Este es el único factor que determina la forma en la que nuestra vida se desarrolla. Esperar que algo suceda, por mágico que parezca, no es la respuesta. No quiero ser aguafiestas, personalmente creo en el poder del deseo y creo que todo lo bueno que hacemos se nos devuelve, sin embargo, no es suficiente. Tienes que hacer que las cosas pasen, tienes que construir el futuro con tus propias manos, es la única forma.


No es suficiente desear que las cosas pasen cuando lo que quieres es construir tu propia empresa, o encontrar el trabajo soñado o tener una relación amorosa importante, sólida y feliz. No basta con querer lo bueno, porque antes de llegar a lo bueno hay que pasar por lo malo y esforzarse.


Piénsalo: ¿qué es lo que te ha formado como persona? ¿han sido las alegrías que celebraste o las cosas difíciles que lograste conquistar y superar sólo con tu fuerza de voluntad y esfuerzo?


A todos nos gusta celebrar, eso es cierto, pero celebrar es sencillo. Aceptar lo positivo es fácil, cualquiera puede hacerlo. Pero ¿puedes trabajar todas las horas necesarias para lograr tu sueño, postergar otros deseos y darlo todo de ti sin rendirte sólo por conquistar una meta que ni siquiera sabes si llegará a existir o no? La respuesta a esa pregunta es lo que determinará tu vida.


Es la única forma de no despertarse en 20 años más y decir ‘¿Y para qué hice todas estas cosas?’, es la única forma de no terminar tu vida habiendo gastado tu tiempo en cosas que no te interesaban y sin haber logrado generar ningún vínculo de calidad con los demás y con todo lo que te rodea.


Si no quieres llegar al final de tu vida y darte cuenta que no lograste hacer nada de lo planeado, entonces deja de preguntarte qué es lo que quieres y mejor comienza a preguntarte qué estás dispuesto a hacer para lograrlo. Porque si queremos algo en la vida, también tenemos que querer todo lo que tendremos que hacer para llegar allí, también tendremos que querer el sacrificio, las lágrimas y las dudas.


Puede que al hacerte estas preguntas te des cuenta de que realmente eso que pensabas querer no era una prioridad real para ti. Puede que te des cuenta que detrás de tus excusas de no tener tiempo se esconde algo más grande y potente: el hecho de que durante todos estos años has estado persiguiendo algo que no te apasiona realmente. Está bien, no hay necesidad de asustarse, es parte del ejercicio.


La vida es una sola y es demasiado corta para perseguir cosas que no te interesan. No hay nada terrible en esto: a veces queremos algo, luego nos damos cuenta de que no era así y cambiamos. Fin de la historia, no es una tragedia, es sólo ser honestos con respecto al camino que queremos tomar.


Deja de pensar que se trata de tener suficiente fuerza de voluntad: lo único que determina tus logros son las dificultades que decides vivir, enfrentar y resolver. Es así de simple. Así que la próxima vez que sientas la tentación de hablar sobre todas las cosas que quieres, escoge hablar sobre esta gran y simple verdad: que lo importante no es lo que quieres, sino lo que estás dispuesto a hacer para lograrlo.

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