Dedicarse completamente a la vida fitness requiere un esfuerzo que, si no se acompaña de un entrenamiento adecuado, puede tener consecuencias severas a nivel físico y emocional. Fue esto lo que le sucedió a Camila Zambelli, una joven chilena de 29 años que se inició en el mundo de los torneos de fitness sin nunca imaginar las consecuencias que ello tendría para su vida.
Con su metro 70 centímetros de altura, la chica comenzó a ejercitarse de forma más ordenada durante enero de 2015 sólo por motivos estéticos, pero al comenzar a ver los resultados de su arduo trabajo y alimentación sana, se decidió a probar otra meta: participar en torneos de fitness.
En estos torneos hombres y mujeres compiten en diferentes categorías para ganar el primer lugar por tener el físico más tonificado o musculoso dependiendo del caso.
Camila es categórica al describir su entrenamiento asegurándole al diario LUN que lo había hecho todo mal. Llevaba sólo 4 meses entrenando, un tiempo demasiado corto dentro de esta disciplina, cuando participó en el Torneo Mercosur el pasado 23 de mayo, uno de los torneos más importantes en Chile.
Camila obtuvo el sexto lugar de entre 11 competidoras y aunque todo iba bien, repentinamente se quedó sin entrenador:
“El problema es que me quedé sin entrenador y seguí con dieta y full entrenamiento lo que me produjo un desorden alimenticio grave. Llegué a inducirme el vómito cuando creía que estaba saliéndome de la dieta”.
Así estaba Camila en su peso más bajo:
Su crisis alcanzó su punto máximo en agosto, cuando ya no tenía fuerzas ni para trabajar ni para entrenar y sentía deseos de comer todo el día. En ocasiones incluso llegó a desmayarse.
“Era la primera vez que competía y no sabía lo que había que hacer después del torneo. Creo que tomé malas decisiones”.
Fue entonces cuando el ex campeón de ciclismo chileno Sebastian Fuentes se hizo cargo no sólo de su entrenamiento sino que también de su nuevo plan de alimentación. La meta era estabilizarla. Fuentes comentó a LUN que la condición en la que la recibió era crítica:
“La recibí muy delgada, ojerosa, con la piel seca. Tenía un desorden alimenticio, lo único que consumía eran suplementos alimenticios y quemadores de grasa”.
Camila pesaba sólo 43 kilos y estaba lejos de tener un Índice de Masa Corporal normal. Muchos dicen que la culpa fue de su entrenador, Maximiliano Ferres, quien la dejó abandonada en medio de la competencia ya que él también iba a participar en el torneo. Ferres se defendió diciendo que todo era responsabilidad de la propia Camila, pero ella ha dado vuelta la página y está preocupada de recuperarse. Ahora come 6 veces al día, su piel ha mejorado mucho y subió a 56 kilos.
Lo bueno es que Camila ahora está tomándose las cosas con calma, está bien asesorada y se ha dado un tiempo para no competir en nada y recuperarse.
Personalmente, no creo que este tipo de deportes de alto rendimiento sean negativos, de hecho, son bastante motivantes para quienes lo realizan. Sin embargo, la historia de Camila nos demuestra que SIEMPRE tenemos que asesorarnos por un grupo de especialistas (doctores, nutricionistas, entrenadores) antes de tomar una decisión tan importante como esta.
Sólo nos queda desearle lo mejor a Camila y esperar que su recuperación sea rápida y sin mayores complicaciones.
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