A principio de los 60s, la crisis de misiles de Cuba llevó a EE. UU. a construir una docena de misiles balísticos por el miedo a una aniquilación nuclear. Fueron cimentados en las montañas de Adirondack, en el estado de Nueva York, pero tras el fin de la crisis, fueron dados de baja en 1964. Tras 50 años de abandono, el arquitecto australiano Alexander Michael, decidió convertirlo en su hogar.
En 1996, el arquitecto australiano compró la base de Plattsburgh por $ 160.000 dólares. Desde entonces ha gastado más de $ 300.000 en su restauración y la que era una reliquia de la Guerra Fría es hoy un hogar moderno con baños, cocina completa, varios dormitorios y una consola original desde el control de lanzamiento donde poder jugar.
En el siguiente video, el Alexander Michael da un tour personal de su excéntrica casa a 12 metros de profundidad:
“Una de las transformaciones más importantes fue el hecho de poder sentarme dentro del centro de control y finalmente relajarme”.
-Alexander Michael-
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